domingo, 28 de octubre de 2012

Hacerte feliz no es lo mío, a pesar de que sea lo que más quiero...
                                         Vos si me hacés feliz, pero yo te lleno de preocupaciones...
Voy a dejar de pensar. Voy a empezar a hacer y no me importa si me equivoco, si hago mal las cosas, pensar me vuelve más que aburrida.

sábado, 27 de octubre de 2012

"Equivocate mucho" me dijo Úrsula...
y tiene razón. 
No hay que pensar mucho, a esta edad y en esta etapa hay que equivocarse.

Me abrazo por atrás, y me dijo al oído con todo el amor del mundo:

-Te amo, amor de mi vida...


                                                      Las palabras más sinceras que escuché.
Tus ojos son sinceridad, tus ojos son mi mundo; un lugar aparte, como Alicia tenía el país de las maravillas, yo tengo esos ojos marrones más profundos que el mar y que el cielo combinados... tan profundos que no tienen fin.
Esa mirada me deja sin aliento, sin respiro alguno... es la mirada más sincera, la que está llena de amor y me quiere ver más que bien y más que hermosa...
Sos de esos amores que están en las muñecas y en los hilos de sangre después de vomitar.
*Ese día, me sonreías y yo me ponía colorada...
                                                                        Qué día más hermoso....
                                                                                                        
    Tu sonrisa fue, es y será mi luz en la más espesa oscuridad.



Vos.
















Quiero estar con vos. Todos los días, como esto.
El corte no duele, lo que duele es el alma.

el filo del sacapuntas


perdón

Le prometí:

-Te prometo que por vos nunca más toco algo con filo y lo acerco a mí...

Hoy, parte de mí gritaba a más no poder, me pedía a gritos infernales que lo bese, pero parte de mí se apartaba. Me sentí perdida, indecisa y muerta.
Todavía me siento así.
Mi promesa se fue a la misma mierda. Desarmé el sacapuntas afiladísimo con sumo cuidado... y lo acerqué a mí.
Me siento una basura, eso es lo que soy. No tengo derecho a amar, no tengo derecho a tenerte; tengo derecho a que me destruyan, a que me maten y eso lo voy a hacer yo.
 Te amo, perdoname... duele vivir así...

miércoles, 24 de octubre de 2012


Me había dejado y su tan repentina partida me había dolido hasta la médula y más allá de mis doscientos seis huesos…
Le conté todo con una sonrisa de oreja a oreja, pensando que íbamos a ser increíblemente felices. Me equivoqué.
Me pregunto a mí misma, ¿qué hago ahora? Me dejó de tal manera, sin señales de vida, una carta… algo que pudiera sacarme la duda.
Le había contado que tenía un bebé suyo dentro de mí. En mi útero, y lo quería. Sólo me tapó la boca y me llevó a su casa, me dejó ahí y nunca más lo vi.
Lo extraño, pero también lo odio. ¿Cómo pudo haberme dejado así? Una explicación podría haberme bastado por más dolorosa que fuese. No era un dolor dulce, era totalmente ácido y me tocó saborearlo. Parecía no tener fin.
Desde aquel día jamás volví a tocar una obra literaria o un instrumento musical. Tampoco escuchaba música, nuestra música, la que tanto nos unía en cierto sentido.
Todo tenía la capacidad de recordarme a él, a sus profundos ojos marrones.
La lluvia caía en la espesa oscuridad nocturna, daba contra mi ventana y contra mi techo, aquel ruido… también me recordaba a él.
Empecé a acariciarme, como si aquel calor le estuviera llegando a mi hijo o hija. No me atrevo a decir nuestro por cómo me dejó. Ahora era mío y estaba en mis manos, no podía sufrir tanto porque eso no sólo me afectaba a mí, sino a él o a ella.
Estaba débil en todos los sentidos; era una adolescente con la mirada perdida, sin destino, sin sueños…
Meses después, ella llegó y me hizo más fuerte. Pero, ¿quién me lo sacaba de la cabeza a él?

You escape like a runaway train...


Estaba tan triste como feliz. A veces me volvían a lastimar o sólo pensaba en cuán amarga era la vida, o lo mala que era conmigo. Pero, al cabo de unos minutos o quizás segundos, volvía a tener una sonrisa y me di cuenta que ya nada me preocupa…
En algún momento fui una pre-adolescente más que perdida y lo asumí entre lágrimas. No había otra cosa para describirme, estaba totalmente perdida… no sabía qué hacer y tampoco sabía qué me pasaba… por qué derramaba tantas lágrimas en un mismo minuto, por qué extrañaba tanta gente que ya ni siquiera se fija en mí… me atrapé en mi misma, desconocía mis límites y mis motivos. Era una extraña, una desconocida más para mi persona.
Un día, con un poquito de frío, lo conocí a él. No sé qué me cautivó, no sé qué me atrapó y me hizo amarlo tanto… depender tanto de él.
No me esperaba romances, no me esperaba todo eso que iba a pasar dentro de unos pocos meses.
Siempre lo veía y me enamoraba sin esperanzas como suelo hacerlo, él me veía también. En esos momentos me hubiera encantado leerle la mente y saber qué pensaba de mí, pero tiempo después me enteré y concluí en que yo sentía lo mismo.
Por aquellos momentos no me quería a mí misma. No me quería por comer mucho, no me quería por aquello y por lo otro. Cuando las mariposas en el estómago aparecieron en mí, dejé de comer. Tenía el estómago engrapado.
Deduje que el amor se me había ido de la cabeza al estómago.
Quería vomitar, quería muchas cosas y algunas las desconocía por completo.
Una semana después ya éramos una pareja increíblemente feliz. Pasaron dos meses, casi tres, y yo volví a caer en el mismo pozo negro sin fin... eso fue ayer.
I would die for you… I’ll die for you.

Sinceramente... no me entiendo.


Siento que me vuelvo a morir. Siento que las lágrimas vuelven a mí.
No quería esto, ¿cómo llegué hasta acá? Siento una ceguera sin fin, eterna, que me va a carcomer.
Uno puede morir de depresión y siento que ese es mi destino. Un amor como vos me puede salvar, me puede hacer feliz pero nunca me voy a olvidar de la estúpida frase “nada es para siempre” aunque sé más que bien que jamás te voy a olvidar. Vas a vivir siempre, siempre, absolutamente siempre en mí.
Lo único que te pido, y no sé si es lo último, es que seas bueno conmigo. Que seas amable, porque todo el mundo te trata de una manera muy justa. Pensá en mí y pensá en todo lo que te amo.
Al fin y al cabo, me di cuenta que dependo de vos. Sos como un órgano vital y por ende, no te pueden sacar de mí…
Me siento una estúpida, me preocupo por estupideces… pero, ¿ves? Te amo, y lo que menos quiero es perderte. Evito la pérdida cada día, la esquivo y casi nunca pienso en ella… ahora, ¿qué hago? Es mi único pensamiento, y no sé si estoy acertando o estoy completamente equivocada…
Espero, con ansias, estar equivocada y que este sea un simple error, otra estupidez de mi parte…
Una parte de mí dice “él no es así. Sabés más que bien que es incapaz de hacer algo así y sabés que es capaz de explicártelo” y esa parte de mí, es la más grande…
                                                  
              Anyway, te amo. Te voy a amar siempre a pesar de lo que puede llegar a pasar. Sé que me va a doler, va a ser un dolor dulce quizás, pero viene de vos y todo lo que venga de vos lo amo y lo quiero en mí… 

martes, 23 de octubre de 2012

No sé

No sé y no quiero saber. Duele que te cuenten realidades, ninguna es mejor que otra; todas me hieren.
No puedo evitar las lágrimas, la soledad y ése vacío que hace tanto que no sentía.
No sé si llorar o ponerme en hija de puta, no sé.
Siento que yo no tengo valor sentimental. Al fin y al cabo, siempre lo supe. Siempre me van a destrozar, siempre voy a ser débil.
Me mostraste muchas cosas que son verdad, te amo y no quiero perderte. Así que acá estoy y conmigo podés hacer lo que querés cuando querés.
Voy a dejar que me lastimes, que me hagas feliz. No te voy a dar a elegir, mezclá ambas cosas, no sé, pero conmigo podés hacer lo que quieras.
No puedo evitar esta obsesión, no puedo evitar una sobredosis de vos. Y tranquilamente te digo, te escribo, te afirmo que soy tu muñeca.

Victoria.

Victoria. Ella... ella es una amiga. Una mina que tiene los huevos muy bien puestos, una mina que se aguantó el dolor de un corte, pero disfrutó del placer de tal situación, una mina que salió carraspeando, pero se la aguantó.

Yo soy su cronista y también soy su psicóloga.

-Vicky, ¿cómo estás? 
-Bien, un poco mejor.

Y así, aumentan mis esperanzas de que ella siga en la canoa, que salga de ese mar de oscuras aguas para llegar a un paraíso de felicidad a pesar de las caídas que cualquiera tiene.

Ya me la imagino con hijos adoptados (¿qué es lo malo de esto? Nada), con sus apuntes de la facultad de letras, o quizás ya toda una mujer con sus estudios ya terminados.
Imagino que la encuentro por la calle, un día en el que un sol abrasador nos envuelve, y ya nada es como antes; ya no hay vómitos y ya no hay cortes, es una mujer valiente que no le tiene miedo al mañana. Y no hay un estúpido Agustín haciéndola sufrir.

Lo sabía más que bien, sabía que me estaba enredando en mí misma y que tenía que parar.
Me quedaba hasta altas horas de la madrugada aferrada al monitor con los ojos enrojecidos y las lágrimas pidiendo a gritos, salir.
Creaba historias inciertas, ese sentimiento de extrema soledad volvía, quería llorar y no quería comer. Me sentía mal conmigo misma, me sentía una imbécil dependiente. Y así, me di cuenta que Él es mi oxígeno, es mi corazón, es el dios en el que nunca creí, pero ahora sí estaba dispuesta a hacerlo.
Me di cuenta que yo era capaz de entregar mi oxígeno, de morir por Él. No quería lastimarlo pero sí iba a dejar que Él lo hiciera. Yo era, soy y seré su muñeca. Conmigo puede hacer lo que quiera porque yo me voy a dejar.
Me salvó de muchas cosas y se las agradecí, pero me parece insuficiente y por eso, repito, hace ya mucho tiempo me entregué a Él. No importa si me quiere matar, soy suya y conmigo tiene el derecho consagrado de hacer lo que se le plazca.
Si me quiere dar depresión, que me la dé. La voy a disfrutar quizás, porque viene de Él.
Puede darme hijos, pérdidas, lastimarme, cortarme, pero no cabe duda alguna que yo le pertenezco.
Soy intocable e invisible para los demás, pero para Él estuve, estoy y estaré para siempre.
No me dejo tocar si no es por Él. No me dejo besar si no es por Él y ya no voy a dejar que me abracen si su abrazo no es de Él.
Hoy, soy como su barbie. Soy su muñequito suicida, no sé quién soy pero sé que soy de Él. Mis cicatrices, por más que no las haya hecho Él, son de Él y las puede curar o abrir.

viernes, 19 de octubre de 2012

Fear

El miedo nunca te deja disfrutar.
A veces, antes de dormirme y cuando me baño, me pongo a pensar: ¿qué sería si él y yo...? Y ahora, me formulé esta pregunta: ¿que sería si él y yo terminamos siendo mejores amigos en vez algo amoroso?
Me imaginé que un día, quizás, seas vos el que me diga "Male, cuidate. Te quiero." que seas vos el que me de consejos y me hable de su novia nueva, etcétera...
De todas formas, siempre te voy a amar porque sos parte de mí.

Without you

Todos tienen la capacidad de lastimarte. Y siempre, siempre, siempre, usan su felicidad. Sus motivos de sus risas.
Después, por sus tan hirientes palabras, uno termina vomitando lo que comió, desangrándose o con las costillas a flor de piel.
Eso pasa cuando nos falta ese alguien. A veces, ese alguien, se queda en un punto fijo mirando al cielo, de día, de tarde, de noche. Y de esa manera, nunca llegan. Uno lo piensa, uno sabe que jamás va a llegar el día en el que sea feliz de nuevo, y así pasa.
Después, llegan los mensajes. Esos mensajes de mierda que te mandan para que llores como una perra: "tengo novia", "ya no te necesito", etcétera. Pero en lo que menos piensan es en cómo la estamos pasando; lloramos hasta quedarnos dormidos, pensamos cómo suicidarnos y con qué, escribimos lo que sentimos (mierda) y empezamos con las cartas de suicidio.
Uno ve tan feliz a su familia porque fingimos las mejores sonrisas, pero detrás de esa sonrisa tan grande, estamos muriendo. Ya ni siquiera podemos hablar, porque al decir apenas una letra, soltamos lágrimas.
Somos de esos que lloran un río, pero jamás construyen el puente. Quizás sí construyen el puente, pero son inseguros de lo que hay después. Pensamos que después de cruzarlo no encontramos lo que queremos. A esa persona, o un mundo de colores y alegrías. Pero no, no es así a veces. Capaz que seguimos en el mismo inodoro, arrodillados ahí y salimos con carraspera. Con las costillas, muñecas, huesos coxales y clavículas a flor de piel.
¿Tanto cuesta pensar en una persona?, ¿tanto cuesta preguntarle "¿cómo estás?" aunque no sea lo que quieran? ¿Tanto cuesta ir a verla, abrazarla y sentir que los huesos cobraron vida propia y están saliéndose del cuerpo?

miércoles, 17 de octubre de 2012

When it rains

Hoy soy una mina feliz. 
Siento que ya no soy la pre-adolescente miserable e hipócrita. 
Ya no soy la vulgar fotocopia del fracaso, ya no soy una lágrima o una gota de sangre derramada por un ojo... quizá, también un brazo. 
Hoy, puedo decir que soy la psicóloga de muchísima gente y que me encanta ayudarlos, tener esa oportunidad de decirles que las cicatrices te representan por más invisibles que sean a veces.
Hoy, tengo a un pendejo increíble al lado mío. No sé si es real, no sé si estoy alucinando, pero sé que él es todo de mí. Él es parte de mí y yo soy parte de él.

Las cicatrices existen en mí, son esas que demostraron que pude salir adelante. No lo hice sola, mis viejos y el amor de mi vida me ayudaron. Primero, ellos: mamá y papá, después, mi novio; el que me diría que soy hermosa, perfecta y buena. No sé cómo estoy acá con mis antiguos pensamientos psicópatas, mis ganas de dejar de existir y mi eterna tristeza.
A los once años, llegando a los doce, me ahogué en un profundo mar de lágrimas. Una corriente, me carcomía, y cuando ya casi dejaba de existir, alguien me salvó.

Soy linda. Por dentro tengo dos pulmones, un estómago, un hígado, tripas, pero mi personalidad es linda y físicamente también lo soy.
No estoy sola, estoy acá. Estoy viva, me salvaron, por más que a veces llore por estupideces, estoy viva. Más que viva.

A todas esas chicas, a esas chicas que se cortan, que vomitan, que aman sus huesos: linda no es flaca y fea no es gorda. 
Que tus huesos se noten a flor de piel no son sinónimo de perfección. 
La perfección está fuera de las etiquetas, fuera de Ana y Mía. Las personas, tanto hombres como mujeres, somos perfectos cuando somos nosotros y no unos flacuchos débiles de por ahí. Así logramos disfrazarnos de otra persona, de Ana. Y yo, y ustedes, y ellos, no son Ana. 
¿Quién es Ana y en dónde está? Ana no existe, Ana es la anorexia mal llamada. 
Todos aquellos que tienen los huevos bien puestos como para ponernos etiquetas, son los que no pueden llorar, entonces quieren ver a los demás hacer lo que ellos no pueden.

lunes, 15 de octubre de 2012

Unhappy birthday?

Me prometí que no te volvería a escribir. En ningún lado, chat o blog. Pero hoy es un día especial para vos. 
Voy a hacer lo que solía hacer, como en los viejos tiempos. Te voy a escribir algo tan lindo como feo, tan crudo como fantasioso. 
Acá va:

Rocío: hay veces que las cosas toman un lugar permanente. En un ambiente, en una persona... vos hiciste eso conmigo. Acá te tengo y se me hace imposible la idea de tener que olvidarte. Fuiste muy, muy, muy, muy especial para mí. Siempre fuiste buena persona, dispuesta a ayudarme y a darme fuerzas.
Pasamos cumpleaños juntas, correteando, jugando...
No me olvido más de aquel día en el que fuimos a jugar al quemado a la cancha de en frente de tu casa... 2010... fue en el año 2010.
El tiempo, quizás, me demostró que yo era, soy y seré débil ante cualquier situación pero que puedo ser buena persona. 
Soy débil emocionalmente y físicamente. Descubrí una verdad, algo nuevo; descubrí que estoy enferma, que quiero ser perfecta. Y que un cuerpo imperfecto refleja a una persona imperfecta. Sé que estoy en un estado, más o menos, crónico de tal enfermedad que tengo.  Tengo 13 años y a veces todo se desvanece adelante de mis ojos, es ahí cuando deseo morirme y lo intento.
Duele ser joven... duele ser tan joven y sufrir tanto. Parece ser eterno, parece que su estadía es infinita.
Bueno, felices trece años querida ex mejor amiga si así se dice. Espero que la pases como te lo merecés a pesar de tus incontables errores. Y dejá que esas cicatrices estén a flor de piel, esas cicatrices en la muñeca, porque el día de mañana van a reflejar a una persona fuerte que salió adelante.

                                                                                                                    Te quiero.

jueves, 11 de octubre de 2012


Estaba triste y él me gustaba.
No lo saludaba, pero sí lo miraba. Era y es muy lindo, muy delicado, muy bueno, muy todo. Y yo… ¿qué podemos decir de mí? Obviamente (y desgraciadamente) siento, tengo sentimientos pero jamás los demostré. Era y soy fría, no tan fría como antes, pero al fin y al cabo lo soy.
Conocía a su mejor amigo, pero jamás nos hablábamos, sí nos saludábamos y cada vez que lo veía con ÉL, me iba a la mierda y un poquito más lejos. Siempre fui muy vergonzosa, muy tímida y más con las personas grosas, por así decirlo. Con esas que me sacan una sonrisa, con esas que me enredan en una novela imaginaria.
En aquellos meses en que nos veíamos –pero no cruzábamos miradas, él me miraba a mí repetidas veces- tenía el pelo largo y me miraba con delicadeza y ternura, todo más que mezclado.
Me miraba a mí sin saber qué pasaría bastante tiempo después y veía cómo movía la boca, dando un “sí” desinteresado. Volví a la aburrida realidad. Si hubiera sabido desde antes qué pasaría en los eventos futuros, la realidad no hubiese sido aburrida.
Los meses siguieron pasando y nos seguíamos mirando, seguíamos enamorados. Mejor dicho, yo seguía enamorada, porque si bien saqué conclusiones antes de tiempo (pero correctas) de que él sentía algo por mí, en ese momento, me sentía enamorada y solitaria.
Llegaron las vacaciones de invierno las cuales pasé más que bien y sin preocupaciones de por medio. Y como todo lo bueno, se fueron bastante rápido a decir verdad. Volví a la aburrida rutina, no pensaba en él. Hasta que un día –el cual amé, amo y amaré- me empecé a juntar con las chicas del colegio en donde trabaja mi mamá. Son tan pocos chicos ahí que se conocen unos con otros, saben todo. Incluso, saben cosas de mí.
La primera vez que nos sentamos en aquella escalera de color bordó encerrada por paredes blancas y frías, me hablaron de él. Me contaron que gustaba de mí. Al principio creí que era “así no más” como casi siempre suele pasar, pero me demostró que estaba equivocada.
Al otro día, nos empezamos a hablar. Y me acuerdo perfectamente de la charla, una parte:
-Vos, ¿cómo te llamás? –me preguntó alguno.
-Juana de Arco –respondí con sarcasmo.
-Qué hermoso nombre… -dijo él, el amor de mi vida.
Un viernes lluvioso, me preguntó si me gustaría ser la novia. Dije que sí, pero no me escuchó ya que yo, como una estúpida, me tapaba la cara.
Un lunes, a la una y media de la tarde, fui a su colegio. Y ahí estaba él, lindo, como siempre. Me miraba, se escondía para mirarme más de cerca y a mí… bueno, a mí me daba vergüenza.
Un martes, también lluvioso, me conecté enojadísima. Él estaba conectado, y para colmo, me daba timidez iniciar una conversación.
Volví a la pieza, aún enojada, y alguien me había escrito “hola”. Mi corazón empezó a latir muy fuerte.
Ese día, me cambió la vida. Me dibujó una sonrisa diaria, me hizo reír, me hizo ser feliz.
Hay cosas que sí son imposibles, pero hay otras que no.
Te amo, mucho… muchísimo. Salí un poquito de mi mente, dejá espacio para otras cosas, egoísta lindo.
Felices catorce años :).

miércoles, 10 de octubre de 2012

Quiero que sepas que, a pesar de haber tenido la pelea más estúpida del milenio, te amo.
Te amo más que a mi vida.
Sos lo que siempre quise.
Sos mi vida.
Y voy a respirar mañana, porque no tengo esperanza para hoy.
Somebody just like me.

domingo, 7 de octubre de 2012


Confusión

Odio estos momentos en mi cortísima vida.
Me confundo, lloro por dentro (y a veces por fuera), no sé lo que quiero. Son esos momentos en los que me enredo en mi misma.
Quiero algo inusual, algo que jamás pensé pero después me arrepiento, sé que siempre me voy a arrepentir de mis actos.
Escucho la lluvia chocar contra el piso del patio, contra los charcos y contra el techo de mi pieza. Lo miro fijamente y pienso “¿qué es lo que yo quiero?” no me quiero alejar, no me quiero ir de vos.
Te necesito, necesito escuchar tu voz, necesito abrazarte… necesito respirar pero siento que no puedo, que no puedo seguir y que me estoy arrastrando por mis propias esperanzas, pensamientos y sentimientos.
Nadie sabe cuánto te amo y cuánto dependo de vos. Una vez más, te necesito y siento que algo me está matando por dentro. Siento que me están acuchillando con la navaja más fría y filosa habida y por haber… te amo, pero no te merezco. Te preocupo y te preocupo, siento que no te hago feliz de verdad.

Fragmento de Chubasco (Cielo Latini)

CHUBASCO: 
           Es un tipo de precipitación que se caracteriza porque sobreviene bruscamente y termina con la misma rapidez. Puede ocurrir en forma de nieve, de agua, granizo, etc.
           Los chubascos son consecuencia de una discontinuidad local que existe en el estado de la atmósfera. Suelen producirse con buen tiempo en las horas más calurosas del día y dan lugar a la formación de cumulonimbus. Cesan al llegar la noche.

            Cambiamos "precipitación" por "hombre" y entendemos todo.

[...]


                                                                                                             Chubasquera

          Santina dice que mis hombres son chubascos. Vienen, me ennegrecen la vida, me ponen de mal humor, me llueven un poco en la cabeza y después se van. Uno pensaría que después de tanta lluvia sale el sol, pero no. Si algo aprendí a través de los años es esto: a un chubasco siempre, sin remedio, le sigue otro.

          SANTINA: boluda, dejá de llamarlo.
         
          JARI: ¡pero me gusta! Y por fin alguien me trata bien, alguien me llama a la noche para que duerma bien, alguien me abraza cuando vamos al cine, alguien espera los cuarenta y cinco minutos que tardo en arreglarme...

          SANTINA: es un chubasco

          JARI: ¿un qué?

          SANTINA: otro chubasco. ¿Tomás Mora? Chubasco. ¿Enrique Soto? Chubasco. ¿Martín Fornella? Chubasco.

          JARI: ¿qué decís?

          SANTINA: que sos una chubasquera. Te gustan los tipos que vienen, te mojan y se van.

          JARI: te juro que esta vez no es así
       
          SANTINA: dale, pero cuando todo se te ponga gris y te mojes, y para variar no estés preparada con paraguas, te vas a acordar de mí y, obvio, va a ser tarde.

          JARI: envidiosa de porquería

          SANTINA: chubasquera.

My best friend


Alguna vez en mi vida decidí que era hora de ser feliz y me digné a hacer un cambio gigantesco. De leer libros pasé a maquillarme y a participar en salas de chat con flacos más grandes que yo (y flacas, por supuesto). Obviamente, la tenían más clara y me tomaban de estúpida; me parecía algo realmente innecesario, ellos no sabían mi historia, no sabían mis metas. En fin, no sabían nada.
El teléfono empezó a sonar cada vez más; amigas, chicos, amigas, chicos. Me volví una fracasada importante, caminé (y aún camino) al borde del abismo sin darme cuenta.
Todos me decían “¡qué cambiada que estás!” y con mi mejor prepotencia, respondía que no, que estaban equivocados. Claro, yo me creía perfecta y por ende, el ser más hermoso de este planeta; cualquier otro imbécil era inferior a mí. Yo era suprema, era una diosa, una princesa, una reina y nadie podía superar eso.
En aquellas salas de chat en las que participaba, tomé una decisión: contaría mi historia. Mis experiencias pasadas se volverían conocidas y al fin sería respetada, tratada como una verdadera diosa.
Agrupé a muchos amigos y no amigos míos en una misma conversación y empecé (fragmento):
Ustedes no me respetan y yo los trato bien cada vez que inicio una conversación.
No saben mis porqués, no saben mis metas y aún así me tratan como una basura.
Sufro de depresión, busco compresión y no me importa si es virtual, la necesito porque nadie me entiende. Si no, ¿por qué estaría acá intentando –absurdamente- de hacer amistades? Piénselo.
Les voy a contar mi historia, ahora, si después de eso no me quieren hablar porque me consideran una enferma, háganlo. Tienen un pase libre para esto, pero no me gusta que juzguen por un simple número llamado edad.
(…)

Después de tanta historia, tantas palabras, tantas comas y puntos, dejé que sus dedos empezaran a escribir. Me di cuenta que en esos lugares cada uno se presentaba y se describía, daba sus porqués, sus causas y tenías súbditos cibernéticos que te leían con atención (y quizás con la boca abierta).
Me dijeron que estaba muy lastimada y que sufría mucho. ¿En serio? No me digas porque yo no vivo mi propia vida.
Días después, decidí conectarme para ver cómo marchaba todo ahí. Me gustaba ser el centro de la atención, el porqué de las preguntas.
No pasaron ni cinco minutos y muchas ventanas de chat se abrieron. “Hola, ¿estás mejor? Te extrañábamos” esos eran los mensajes que recibía.
Decidí que tenía que decir la verdad; quiero decir, dije que no, que no estaba bien y que jamás lo estaría. Que mi vida era un infierno y yo caminaba, corría y saltaba al borde de un abismo sin fin. No sé cómo pretendían que estuviera mejor en ese estado.
Muchísimos de mis amigos y conocidos de esas salas, se pusieron de acuerdo y me hablaron en conjunto. Quisieron ayudarme y no me negué, después de todo, amigos como esos eran como el oxígeno; indispensables.
Les di mi número de celular y les dije con tranquilidad que podían llamar cuando quisieran y mandar mensajes a cualquier hora.
Así pasó el tiempo y nos convertimos en un gran grupo de amigos que salía por las noches de los fines de semana. La pasaba bien, demasiado bien, de tal manera que me olvidaba de todo, de lo que pasaba en casa y adentro mío con mis emociones. Pero claro, los buenos momentos duran muy poco; horas después (que me resultaron segundos) me encontré en un taxi yendo a casa. Volvería a aguantarme los gritos de papá, los llantos de mamá, las caras de “no entiendo una mierda” de mis hermanos, a la insoportable de la mucama. En fin, volvería al infierno de todos los días.
No quise parar el tiempo y lo dejé pasar, pasaba lento y a veces rápido; me encontré viviendo sola y con una sonrisa de oreja a oreja. Ahora hacía lo que quería, así que pasaba veinte horas en las salas de chat y atendiendo los llamados diarios de los que ahora eran mis mejores amigos.
Poco tiempo después, quizás en pocas horas, me encontré otra vez con mi amiga la depresión. Ella, firme, decidió quedarse conmigo para comerme completamente y así lo hace.
Aún vivo sola, pero a la vez no; te tengo, tengo depresión y me quedo en la cama disfrutándola… sufriéndola.

Dicen (dicen) que soy absurda. Que nunca voy a ser alguien… y así estoy. Yo no sé quién soy, no sé mi nombre y prácticamente vivo en la nada.
Yo amé, yo odié. Yo respiré, yo no respiré. Hice muchísimas cosas pero nadie las nota, nadie, nadie, nadie…
Me enamoré y sufrí. Hice amistades pero una vez más dijeron que yo era el centro de atracción por mis brazos, por mi flacura o por mi gordura, por mis ojeras, por mi palidez. Por aquello, por lo otro. Y con el tiempo, los seres que más quise, me demostraron que yo soy tan absurda como insuficiente; nunca voy a ser lo suficientemente buena,  nunca voy a ser esto, nunca voy a ser aquello. Y acá estoy, soy una bolsa de basura vacía. Me llenaron y yo me quité toda esa porquería pero jamás cambié porque sé que siempre hay que ser uno mismo; y lo soy. Soy una estúpida bolsa de basura y no lo puedo cambiar.
Por más que me saque toda la mierda, por más que la vomite, por más que la deje caer, así soy y así seré.
Una vez más, me pregunto para qué vine al mundo. No sé, nadie me quiso salvar de nada, dejaron que corriera riesgos, nunca nadie me dio nada pero yo di todo. Quizás si me dieron de todo pero eran cosas que yo no necesitaba.
No necesito un iPod lleno de música, de vida. Eso no me hace feliz. Necesito atención de cualquiera, de cualquier imbécil de la calle que me mire. Tan muerta y tan joven…
Alguna vez me dijeron que la vida era un rompecabezas y que las experiencias eran las piezas; se iban complementando una por una, y cuando el rompecabezas se terminaba, quería decir que era el fin. El fin de la vida o de tu muerte, porque, a decir verdad, yo estoy muerta en vida. Aún siento. Siento las peores cosas pero siento y eso es algo que no quiero.
Hace un mes que no salgo a ningún lado, ni siquiera al kiosco. Tengo hambre, pero me la aguanto. ¿Por qué? Necesito, quiero, morirme. Pienso que la vida es absurda y por eso a mí me califican como tal. Si la vida para mí es absurda, yo voy a serlo también.
Hay mucha comida, pero no quiero nada. Todo me tienta, parece que la comida hablara pero yo intento ignorarla… y eso da sus frutos.
Nunca, jamás, lloraron por mí y por eso pienso que la gente cree que es lo más importante.
Me siento estúpida porque para mí yo no soy importante… supongo que si empezara a creer eso tendría la base perfecta de la felicidad…
"Todos tenemos un Alejo, dice Cielo en Abzurdah. Y es cierto, todos tenemos una debilidad... pero algunos tenemos también una persona dispuesta a aprovecharse de esa debilidad."

sábado, 6 de octubre de 2012

Dos meses

Hace dos meses y algunos más me hacés feliz. Me hacés sentir mariposas en el estómago y no sé por qué no me molestan. Sos todo para mí, no te quiero dejar nunca y no quiero que me dejes.
Sos increíblemente increíble, a veces pienso si sos real o estoy drogadísima. 
¿Qué haría yo sin vos? No sé. Al ver las cosas ahora, al verlas así, tan bien, pienso que sería lo contrario y estaría en el psiquiatra con mis queridos anti-depresivos. 
Me salvaste, necesitaba que alguien llenara ese vacío grandísimo en mí y apareciste. Con tu heavy metal, con tu simpatía, con tu cariño... me ganaste y te volviste mi debilidad.
No quiero que jamás te pase nada, no sé qué sería de mí sin vos. Sin el amor de mi vida, sin él, sola. 
Con todo mi amor más muerto, con mi amor más profundo, así te amo y lo voy a hacer.
En dos meses que pasaron volando me demostraste que sos una persona casi irreal de tan bueno que sos. 
Me encanta abrazarte, me encanta que me abraces. Sos lo más lindo que tengo, sos mi debilidad, sos mi oxígeno, sos el amor de mi vida y no me quiero alejar de vos pase lo que pase.
Por vos y con vos hago cualquier cosa, lo que sea. Lo peor que te imagines, lo más atípico, yo lo hago. 
Cada día que pasa te amo más a la par que te necesito más. Sos mi droga, sos mi adicción, mi obsesión, mi todo. Cada parte de mí sos vos. 
El día que te vea llorar por lo que sea, acordate que voy a estar ahí para secarte las lágrimas y para ser yo quien te haga reír.
Gracias por existir, gracias por estar conmigo. 
Te amo, te amo, te amo, te amo. Nunca me dejés, nunca te voy a dejar pendejito.
Sos lo más hermoso que existe, lo más bueno, lo más encantador. 
¡Te amo muchísimo! Te amo más que a mi vida.

Me cansé

Ya no me importa nada de vos. Me demostraste un orgullo interminable de tu parte, me di cuenta de que ya no me necesitás para nada y yo tampoco te necesito a vos.
Me lo demostraste, me lo hiciste ver: yo ya no te necesito.
Me cansé de hablarte a pesar de todo, de ayudarte, de aconsejarte, me cansé, me cansé y me cansé.
Si querés morirte, hacelo. Si querés cortarte, hacelo. Hacé lo que quieras, lo que se te plazca. Cuando me busqués para algún estúpido consejo, no voy a estar.
No me busqués porque yo ya no te voy a buscar a vos. No necesito ni un simple "hola" desanimado y orgulloso.
Ya tengo hombros que me van a aguantar para cuando llore, ya tengo una boca que me de consejos, lo tengo todo. 
Una vez más, hacé lo que quieras; ¿querés comer? Comé. ¿No querés comer? No comas. ¿Extrañás a alguien? Extrañalo. ¿Te cortás? Cortate. 
Pero olvidate de mí, no me nombres nunca más porque yo ya me fui. Me habré muerto, pero reviví. 
Gracias.
Rocío hacé lo que quieras. Si te querés suicidar, hacelo. Si te querés desangrar cortándote las muñecas, hacelo.
Malena ya no está, para vos ya no existo.

viernes, 5 de octubre de 2012

Stuck on you

I heard you driving in my car
Then in a frozen bar
And I claimed I didn't care for you
But your verse got trapped inside my head
Over and over again
You played yourself to death in me

I thought I'd drop you easily
But that was not to be
You burrowed like a summer tic
So you invade my sleep and confuse my dreams
Turn my nights to sleepless itch

Stuck on you 'till the end of time
I'm too tired to fight your rhyme
Stuck on you 'till the end of time
you've got me paralyzed

Holding on the telephone
I hear your midrange moan
You're everywhere inside my room
Even when I'm alone I hear your mellow drone
You're everywhere inside of me

Stuck on you 'till the end of time
I'm too tired to fight your rhyme
Stuck on you 'till the end of time
You got me trapped inside

I can't escape your incessant whine
When you beam it out all across the sky
No I can't escape
(stuck on you 'till the end of time)
your insipid rhyme
(I'm too tired to fight your rhyme)
When you shoot it deep
(stuck on you 'till the end of time)
Straight into my mind

jueves, 4 de octubre de 2012

Stuck on you

Vi al amor morir muchas veces cuando merecía estar vivo...

Es evidente: el título de la entrada nada que ver con lo que voy a escribir... bueno, da lo mismo.

Me cansa que la gente mayor que los adolescentes diga que en realidad no tienen novio/a, que no se aman de verdad y que no saben nada de la vida. Que todo es muy rápido y demás estupideces.
Querida gente, queridas personas imbéciles, ustedes también fueron adolescentes y experimentaron todo esto y más.
El amor es así, a cualquier edad y para tener novio no hace falta que él conozca cada centímetro de tu casa, de tu familia y de uno mismo. Para mí y creo que no soy la única que lo piensa, con conocerse bien los dos basta y sobra.
Así es el amor en la adolescencia y así será. 
                       Cállense, porque ustedes nunca fueron plantas.

martes, 2 de octubre de 2012


Martes, 02 de octubre de 2012
Hoy siento que la piedad no existe conmigo. Siento que nadie tuvo la capacidad de apiadarse de mí en vez de insultarme y de tratarme de mala manera.
Me duele el alma, así de simple y así de fácil. No sé qué hacer para seguir parada, para seguir respirando, para seguir viviendo.
Me están sacando la vida de a poco y de esa manera me voy desvaneciendo, cerrando los ojos y abriéndolos de vez en cuando.
Por favor, nunca despeguen a alguien de otra persona. Nadie sabe cómo se siente, cómo se sufre, cómo se sangra. No saben nada pero sin embargo hacen y hacen sucesivamente.
Por todas las cosas del mundo, por los actos de uno y del otro, nunca escapen, nunca corran, siempre amen porque somos humanos por más horrible y espantoso que parezca. Decepcionamos. Así es, pero eso no quiere decir que seamos más fríos que un freezer o una lluvia en invierno.
Siento que perdí mi poder, que hasta acá llegué. No quiero seguir despertándome cada día, quiero soñar eternamente. No quiero que mis doscientos seis huesos vuelvan a doler.
Me cuesta levantarme y adaptarme a una realidad nueva; no te voy a ver todos los días.
Creamos rutina; los lunes, martes, miércoles, jueves y viernes nos vemos y los domingos o sábados no se quedan atrás. Ahora no, esos cinco días para mí no existen. Sin vos no hay nada, no hay oxígeno, no hay vida, no hay latidos, no hay huesos y mi alma se despide eternamente de mí. De mi ser. De Malena.
Sos el amor de mi vida y lo que menos quiero es no poder verte cualquier día. Cinco días con vos me parece muy poco pero me conformo.
Me encanta sentarme en el pasto del parque, terminar acostada al lado tuyo riéndome a más no poder, sin aire y con dolor de estómago. Me encanta eso.
Me encanta todo de vos. Me encanta cómo te expresás, tus chistes, tus celos, tus sonrisas, cómo tocás el teclado. ¡Te amo! No te puedo dejar de pensar, de sentir, de desear. No, no puedo parar y no puedo salir de este laberinto que tanto disfruto.

lunes, 1 de octubre de 2012

¿Te acordás de cuándo estábamos tan vivas? Todo cambió.

Her friends

Me voy a contradecir un poco, bah, bastante. Dije que no hablaría sobre mis actividades cotidianas pero esto creó una diferencia que considero abismal sin exagerar.
Resulta que hoy mi mamá decidió llevarme a caminar a un parque grandísimo de Lanús. Acepté su invitación porque al fin y al cabo, terminaría sentada en uno de los banquitos o en el pasto ya que odio el deporte y odio caminar; prefiero leer y escribir.
Salí muerta de sed y de calor como mamá. A lo que ella pregunta: 
-¿Querés un helado o una gaseosa? -Respondí:
-Uyy, no sé... bueno, quiero una gaseosa... ¡mirá! Ahí hay un kiosco. -Y como siempre me tiene que pasar a mí, los chicos de turno tarde de cada colegio salían.
Mi mamá no tuvo mejor idea que ir a un kiosco que está al lado de un colegio privado y caro que se llama Laussane o algo así. Sin embargo, eso no importa. 
De lejos, bah, de lejos digo, de cerca prácticamente, vi a una chica de pelo corto y uniforme. Esa esa Rocío; la famosa "mejor amiga" mía. No la saludé porque no la reconocí y además, estaba con sus amigas.
Eso fue doloroso; yo siempre con mi mamá, con mi papá o con mi novio y ella con miles de amigas mujeres. Me hace sentir estúpida algunas veces; todavía no me suelto de la mano de mis viejos pero tengo novio. Es algo ilógico pero al fin y al cabo es real aunque cueste creerlo. Siempre voy a ser la hija linda, inteligente y cómica de mis papás, pero también la hija que se enferma seguido, la hija que quiere las cosas caras (libros, por ejemplo) y la hija deprimida que necesita un psicólogo y anti-depresivos (claro, pero a los cinco minutos estoy más que bien y parece que la depresión jamás hubiera existido para mí y en mí).
Apenas entré al kiosco, empecé a ver gaseosas, a pensar cuál quería y buscaba una Coca-Cola descartable. Mientras buscaba la bebida, alguien se me apareció por atrás. Me tocó la espalda y a continuación me saludó con un beso en la mejilla: era Rocío. 
Me dolió hasta el interior de mis doscientos seis huesos. 
Roci, eras mi mejor amiga. Eras lo que más quería, eras mi oxígeno y te terminaste convirtiendo en dióxido de carbono; algo tóxico pero sin embargo estabas y estás en mí todavía. 
Rochi, te necesito. ¿Sabés cuánto te quiero? ¿Sabés cuánto te necesito? No. ¿Sabés cuánto miedo tengo de decírtelo? No sé, pero lo reflejo.
Sus amigas la apuraban: "dale, dale, elegí una gaseosa"...
                                                                                      ¡Te quiero muchísimo! Aunque estemos más que distanciadas y seamos abismalmente diferentes.