domingo, 7 de octubre de 2012


Dicen (dicen) que soy absurda. Que nunca voy a ser alguien… y así estoy. Yo no sé quién soy, no sé mi nombre y prácticamente vivo en la nada.
Yo amé, yo odié. Yo respiré, yo no respiré. Hice muchísimas cosas pero nadie las nota, nadie, nadie, nadie…
Me enamoré y sufrí. Hice amistades pero una vez más dijeron que yo era el centro de atracción por mis brazos, por mi flacura o por mi gordura, por mis ojeras, por mi palidez. Por aquello, por lo otro. Y con el tiempo, los seres que más quise, me demostraron que yo soy tan absurda como insuficiente; nunca voy a ser lo suficientemente buena,  nunca voy a ser esto, nunca voy a ser aquello. Y acá estoy, soy una bolsa de basura vacía. Me llenaron y yo me quité toda esa porquería pero jamás cambié porque sé que siempre hay que ser uno mismo; y lo soy. Soy una estúpida bolsa de basura y no lo puedo cambiar.
Por más que me saque toda la mierda, por más que la vomite, por más que la deje caer, así soy y así seré.
Una vez más, me pregunto para qué vine al mundo. No sé, nadie me quiso salvar de nada, dejaron que corriera riesgos, nunca nadie me dio nada pero yo di todo. Quizás si me dieron de todo pero eran cosas que yo no necesitaba.
No necesito un iPod lleno de música, de vida. Eso no me hace feliz. Necesito atención de cualquiera, de cualquier imbécil de la calle que me mire. Tan muerta y tan joven…
Alguna vez me dijeron que la vida era un rompecabezas y que las experiencias eran las piezas; se iban complementando una por una, y cuando el rompecabezas se terminaba, quería decir que era el fin. El fin de la vida o de tu muerte, porque, a decir verdad, yo estoy muerta en vida. Aún siento. Siento las peores cosas pero siento y eso es algo que no quiero.
Hace un mes que no salgo a ningún lado, ni siquiera al kiosco. Tengo hambre, pero me la aguanto. ¿Por qué? Necesito, quiero, morirme. Pienso que la vida es absurda y por eso a mí me califican como tal. Si la vida para mí es absurda, yo voy a serlo también.
Hay mucha comida, pero no quiero nada. Todo me tienta, parece que la comida hablara pero yo intento ignorarla… y eso da sus frutos.
Nunca, jamás, lloraron por mí y por eso pienso que la gente cree que es lo más importante.
Me siento estúpida porque para mí yo no soy importante… supongo que si empezara a creer eso tendría la base perfecta de la felicidad…

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