jueves, 27 de septiembre de 2012

I used to know you so well

Mi cumpleaños está más cerca que nunca y no estás acá.
Sería más que agradable que me llamés y me saludés. Yo hice eso a pesar de todo, a pesar de mi dolor, a pesar de que al lado tuyo estaba Aylín con una sonrisa increíblemente grande y se reía a carcajadas a la par que vos hablabas conmigo.
En aquel momento estaba dormida y despierta a la vez. Prefería que me hubieran sentenciado a otra vida, algo con menos dolor. Quizás la muerte era vida y la vida era muerte.
Escuchaba las risas y no pensaba. Sólo trataba -en vano- no escuchar.
Me acuerdo de esa conversación:
-¡Feliz cumple, Roci!
-¡Gracias, Male! 
Y de fondo se escuchaban risas, emociones, alegrías y yo era una estúpida solitaria con una vida completamente destruida. Bueno, al menos mi vida, mi círculo, estaban completamente destruidos y cuando fueron polvo, quise romperlos, alejarlos. Quise destruir lo indestructible.
Para mi cumpleaños me saludaste, eso me alegró pero no recuerdo que en Facebook haya recibido algún estúpido o pobre mensaje de tu parte; lo que más necesitaba. Eso me haría feliz en algún momento; entre tantos saludos, empezaba a sentirme importante (quería ser importante, quería que alguien se preocupara de mí y que me sacara la ficha).
Los antiguos cumpleaños, las antiguas "fiestas" mías, los pasaba con vos. Riendo, comiendo, tomando gaseosa hasta agonizar, escuchando música. Y, ¿ahora qué? ¿En dónde estás? Sos totalmente invisible y te quiero acá. Te quiero abrazar. Quiero volver a reír. Sólo busco una estúpida alegría de parte tuya o algo para leer que me hayas escrito vos por mi cumpleaños número trece.
Es realmente doloroso saber que para el treinta de septiembre no vas a estar acá. No sé en dónde vas a estar, pero sé que no voy a recibir ni un mensaje a mi teléfono. Aun así, sabiendo todo más que bien, teniendo ya todo calculado, me encierro en un cuentito nuevo: Rocío va a llamar a Malena por su cumpleaños. Let me laugh.
Además de todo esto, hay otras delicias carcomiéndome la cabecita: no te voy a contestar. Quiero decir, atendería sólo para escuchar tu saludo y después cortaría. Ni siquiera respiraría. ¿Sabés todo lo que cuesta hablarle a la que era tu mejor amiga? ¿Sabés lo que es escucharle la voz después de muchos meses?

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