viernes, 16 de noviembre de 2012

tres meses

Te debo muchas cosas que no sabría cómo carajo devolvértelas. No son objetos, ni nada de eso... siempre estuviste conmigo, desde el primer día, la primera hora, el primer minuto...
Por más estúpido que parezca, sentía una conexión con vos. Yo te necesitaba, yo te necesito, yo siempre te voy a necesitar... 
Quizás, algún día te odie por haberme salvado la vida, qué sé yo, puedo volver a ser hipócrita y miserable tranquilamente. Es algo que no se nota, tiene que haber un impacto, un golpe seco y fuerte para reconocerlo.
No sé si estaría viva ahora, ya que seguramente mi organismo estaría lleno de drogas psiquiátricas. 
Ese siete de agosto me sacaste de la depresión, me dibujaste sonrisas a más no poder. 
Yo no sé qué hice, pero una cosa sola me queda clara: al menos, una vez, te hice sonreír. Sé, más que bien, que soy una problemática de la puta madre, sé que siempre a alguien voy a tener que joder por aquello o por lo otro. Sé que, a veces, ni me aguantás, pero de todas formas seguís ahí. Seguís escuchándome, seguís dándome vida.
Te amo, loco. Serás un loco de mierda (como yo) pero sos lo más lindo que tengo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario